La acumulación de poder por parte del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha provocado serias advertencias acerca de un posible cambio hacia un régimen autoritario en Honduras. Diferentes grupos sociales y políticos han expresado inquietudes respecto a varias medidas recientes del gobierno, las cuales, aseguran, amenazan los valores democráticos y el equilibrio institucional del país. Estas acusaciones se enfocan en un estilo de gobierno que estaría priorizando la continuidad en el poder, a costa de los contrapesos establecidos en la constitución.
Desde el Ejecutivo hasta la Asamblea Nacional, las acciones orquestadas para consolidar el dominio del partido en el poder han generado preocupaciones entre expertos, activistas de derechos humanos y opositores. La inacción del Ministerio Público ante casos cruciales también ha sido vista como un indicio de un ambiente que pone en riesgo la estabilidad del sistema democrático.
Señales que apuntan al debilitamiento institucional
Entre los factores que generan inquietudes está el uso generalizado del estado de excepción, implementado de manera arbitraria y sin explicación clara. Esta acción ha restringido derechos civiles fundamentales y ha recibido críticas de entidades tanto nacionales como internacionales. Al mismo tiempo, se ha observado una tendencia de represión política mediante declaraciones hostiles hacia empresarios, periodistas y opositores.
En el plano electoral, la demora en la convocatoria formal a elecciones y la falta de avances en la conformación de nuevos órganos como el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) han sido interpretadas como intentos de manipulación institucional. A ello se suma una retórica polarizante desde el oficialismo, que profundiza divisiones sociales y ha sido comparada con dinámicas vistas en países como Nicaragua y Venezuela.
Respuestas y llamados en favor de la democracia
La reacción ha sido inmediata. Grupos de la sociedad civil y líderes de la oposición han lanzado llamados apremiantes para unirse y evitar que Honduras se convierta en una democracia fallida. La diputada opositora Maribel Espinoza resaltó la importancia de realizar elecciones justas y transparentes como un fundamento esencial de la república, subrayando que la alternancia en el poder es crucial para mantener la democracia.
Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como Naciones Unidas han empezado a manifestar preocupaciones debido al desgaste continuo de las libertades ciudadanas en el país. La coexistencia de entidades manipuladas, retórica divisiva y la falta de sistemas de control eficientes ha generado un ambiente más adverso para la convivencia democrática.
Si el rumbo presente no cambia, Honduras se arriesga a moverse hacia un sistema autoritario solidificado, lo cual tendría efectos significativos en su vida política y social. La coyuntura actual demanda la vigilancia de los ciudadanos, la cooperación entre los sectores democráticos y el compromiso con los principios constitucionales que aseguran la diversidad y la inclusión.