Mié. Ene 15th, 2025
Cuando quiera y como quiera, Alcaraz se clasifica para la final de Wimbledon

Todavía no hay respuesta sobre quién puede detener esto. Carlos Alcaraz. Se enfrentarán las españolas en otro encuentro en el que, derrotadas en el primer set, con esperanzas de triunfar con el espíritu de Daniel Medvédevahuyenta los dedos y desprende de la piedra una punta que se eleva al nivel del alma y de la lápida. Un concentrado de energía para soltarse tras una hora de zozobra y dirigir desde ahí a cada punto y cada set hasta construir la victoria que dé el paso hacia la final, segunda consecutiva en Wimbledon. Cuando está enamorado y como está enamorado Alcaraz. ¿Quién puede frenarlo?

  • Carlos Alcaraz
  • 6

    6

    6

    6

  • Daniel Medvédev
  • 7

    3

    4

    4

    En este Wimbledon sobrio, metodológico, tradicional, ordenado, silencioso, las huellas grabadas cada mañana para salir del cesped en los 8 milímetros reglamentarios, siguen una de estas pruebas a las que tiene acostumbrado Carlos Alcaraz. Con un set abajo, perdiendo el competitivo tie-break, el español juega un punto fantástico, con más de veinte peloteos, defensa de lado a lado, balón de rugby, reveses, subidas y derecha de la casa. Y ahí, con 6-7(1), 1-1 y 30-40, se enfrenta a la bestia desesperada. Ruge Alcaraz, dedo a oreja, y ruge la nota, encantada porque es consciente de haber presentado este clic porque Alcaraz, este Alcaraz se encuentra en la final de Wimbledon con todo a su favor. “Sí, siento que los partidos son míos”. Sí, cuando quiero, donde quiero y como quiero, el español cambió de bando y se inclinó a su favor, deteniéndose en un buen Medvedev esperando que vuelva a estar ahí…

    Esto reflexionó, amargó y conmovió al ruso. Porque la noche del viernes, solo por primera vez en todos los torneos, aunque tiende a desaparecer, estaba bastante letárgico en los movimientos, y también nervioso, porque el chaval tiene 21 años y ese es el de los más importantes. partes. Medvedev también empezó con temblores, un doble fallo en el primer partido, de seis minutos de duración, planteando dos opciones de rotación, pero se quedó en el pie y vio lo que había en español, un muro.

    Como tantas otras en esta pista, la pala gira, todo ello con esos 198 centímetros de altura que iluminan al ruso. Los números están de su lado, el 92% de los saques ganados en todo el torneo, inquebrantables con esta jugada, cubriendo el primer set con el 76% del primero, con lo que se empuja a presionar a Alcaraz y demostrar sus errores. Es, en cambio, un porcentaje muy bajo de los españoles, el 36% de los primeros, que en Estados Unidos padecen falta de movilidad, otra velocidad de la luz, y los errores (14) permiten que los rusos alejarse.

    Una caída aquí, otra allá, una que se queda sin pasar por la roja, una promesa que va paso a paso, presión enorme de Medvedev, metodológica, decidida y convincente, perfecta en estos primeros pasos de su estrategia de juego: incómodo en español. Que perder dos vueltas de la bolsa en medio de la esperanza.

    Se recogerá inmediatamente y el segundo un poco más tarde. El nivel de susurro de Nice Medvedev llega a 5-2. Esta guía no estaba en sus planes, los fans de este Alcaraz quedaron muy fascinados con él. Miramos y sentimos que no lo veremos otros días. Pero espero que, como siempre, cada uno vuelva a su sitio cuando y como quiera el murciano.

    No hace falta mucho tiempo para comprobar este fenómeno inexplicable que se repite cada partido: sólo Alcaraz no nota la dificultad de ser goleador, por la presión que ejerce sobre su rival, por lo poco que utiliza sus recursos. Et puis, il y a un 3-5, une droite clavée à la ligne, un passing avec le rival venu sur le rouge, un 4-5, un avertissement à Medvedev pour abus verbal (insulte au tribunal de la chaise), un 5-5 en compétition sur le fait que c’est Medvedev qui a applaudi le murcien, « bon sang tu veux le couper », un 6-5, un récital de passes qui restent sans résultat et sans riñons au russe, et un tie pausa.

    Bueno, el otro se derrumbó, el otro no está en el juego. Un 7-1 que peleó en Murcia, a su palo y en la parte derecha del ranking, esperando que la guía fuera lo que diría en español. Como tantas otras veces. Con esto, son 116 desempates ganados por el ruso, por 79 perdedores, 66 ganados por el español y estos son 39 que ceden ante sus propios nervios.

    Hasta que, sin duda, llega la magia, la desesperada. “Sí siento que las piezas dependen de mí”, dijo el anterior, lo que corrobora una vez más la pista. De la espera a la luz cuando, donde y como quiero Alcaraz. Tan simple como inexplicable. 1-1, 30-40, un punto sobre más de 20 intercambios que los españoles llegan por vía aérea, física, de ocupación y, claro, de derecha. Es un 2-1 a favor y la mano se va al oído, hay que sentir aquí y ellos sienten aquí, por todo Medvedev.

    Llegados a este punto, Alcaraz decía que esta nueva semifinal empezó con una hora donde Medvedev dijo todo ante un español en pleno gas y siguió con un Alcaraz tras empezar a quemar al ruso. Pecho hinchado, retador, rotura conseguida, “aquí estoy y esto digo” en esta pista central donde fuiste campeón y donde quiero volver a servirlo.

    Liberado de cualquier bajon que pudiera llegar a hacer perder el primer set mientras el rival está en el tie break, Alcaraz siente el pulso del desnivel y la velocidad. Al accionar los cupés, el porcentaje de los primeros aumenta y se extiende en varias líneas rectas para romper el silencio de la catedral, lo que se aprecia tras acertar con efervescencia este tiro, porque tiene un buen club de fans. Comenzamos la fase de las luces artificiales, que Medvedev ya no quiere utilizar a día de hoy y que también tiene sus talentos. Pero el genio de Alcaraz, que se levanta en el plantel desde sus asientos con defensas de lado a lado, balones derribados, correas impecables, superando a Medvedev en cualquier punto cuando se pone rojo, frustrándolos, en lo que se ha vuelto fuerte en este torneo, y es una derecha maravillosa y letal con la que domina a su rival, con la que llega en el segundo set y comienza con la rotación en el tercero. Eres tú Alcaraz, el que pone en duda el poder puro, el que aniquila lo hará en algún momento…

    Pero es esta vez, otra vez, no. Hubo un hervor, 5-3 y resto, con el altísimo nivel que acabó destacando con cierta siega: un recordatorio que prefiero dejar destapado y que cae con el epito. Se lleva los brazos a las orejas y sube de rango porque el gesto es muy Alcaraz, infantil y divertido a partes iguales. No me puede gustar este chico. La captura, que superó el 65% (su porcentaje del torneo), le salvó pese a todo. Vendo todo, incluso los que golpean la cuerda y mueren del otro lado, incluso los que golpean la longitud de la línea, que alcanza para hacer otro juego y otro set en el marcador. Eso dice Alcaraz.

    La habitación se convertirá en un dicho. Eleva la temperatura del español con mano más fina, incluso en cada partido. Los que se quedan atrás se suceden y caen en el banquillo de Medvedev, que no entiende por dónde pasa el balón cada vez. En la sala de juego, la pelota murciana, que no quiere perder más, ejecuta con la derecha el sentenciado ruso.

    Aquí está Alcaraz donde quería, superando en las estadísticas las semifinales de Grand Slam, seis de los últimos siete, que quieren liderar la final. Jugó tres de los grandes y ganó los tres. Quien quiere el cuarto es quien está del otro lado, Novak Djokovic o Lorenzo Musetti.

    “Estoy feliz de jugar al aire libre. Empezó muy nervioso. Era una dominatriz con un gran tenis, con sus servicios y restaurantes me fue muy difícil. Pero trató de controlar los nervios y después del primer set pudo jugar mi juego, entretenerme más, hacerme moverme mejor. Luego derrotó a Medvedev probando cosas diferentes, sin tocar fondo, más cortado y más cerrado, sin hacer su juego. “Tenía algunos puntos con muchos intercambios, pero intentaba fijarlos para no meterse en el suyo. partido”, comentó el español.

    “Siento que no soy un recién llegado. Sé cómo me voy a sentir porque he pasado por aquí, intentaré hacer las cosas en las que era bueno. Será un gran día para los españoles. No digo que gane España, porque será un gran día”, se disculpó tras los insultos de la clase londinense. “Soy muy malo en el golf en comparación con el tenis. Me gusta, pero no soy bueno en eso. Me ayuda a cambiar mi mentalidad, a relajarme, a no pensar en el tenis. Estoy tranquilo. Me gusta pero no soy muy bueno.