Vie. Ene 24th, 2025
“Hubo un tiempo en el que Fran tiraba este tipo de combates”

Fran Garrigós es una roca. Dicen sabe mejor que su carácter tranquilo, inalterable en algunas ocasiones cuando se desespera, tiene mucho que ver con su éxito en el judo. Esta amiga ayuda tanto en los combates como en la disciplina necesaria para mantener las horas que pasan en el dojo Brunete desde donde entra con buena parte de la delegación española que se encuentra en París. Pero esto es culpa de las emociones externas, que también desempeñaron un papel torpe. “Hubo un tiempo en el que Fran tiraba les bronces”, dijo Quino, su contratista. “Perdí la pelea de semifinales y fue por motivación. Es muy ambicioso y lo voy a hacer en esta pelea. Pero está claro que no es un gran premio ni ningún otro tornado. Hijo de los Juegos Olímpicos.

Nadie mejor que Quino, quien también ha sido olímpico en tres ocasiones, sabe que los caballos de bronce que quisieron inspirar a su alumna por ese motivo. Por eso pensó primero en lo que Fran estaba perdiendo ante Smetov para que el trabajo que había grabado no estuviera terminado. “Le he dicho que ni se le ocurriese, que le cortaba las pelotas”.

“Es cierto que tienes una hija de muchos cinco jugadores…”, admite la nueva bronce olímpica. “Soy muy competitivo y cuando pierde el camino hacia la medalla de oro, no quiero competir. Quino me lo ha grabado. Dije que era muy importante. No sólo para mí, sino para todo el judo español. Y también pensó en pasar muchas horas en el panel como si fuera a la Villa sin nada”.

No hubo mucho tiempo para lamentaciones, ya que la lucha por el bronce comenzó una hora más tarde. El madrileño pasó este tiempo con tres personajes: el dueño Quino, su nueva amiga, Ana Pérez Box, la judoica como ella y el psicólogo Pablo del Río. Las tres cosas más importantes en este momento es que de todas las personas, nos demos el año necesario para no tirar la pelota en una invitación tan crucial. “Vimos vistas de la cabeza, pensando en la caída que sufrió cuando tomó el dominio de la pelea ante el kazajo. Y dijimos que era todo lo que había hecho el pasado, que era lo mejor”, resume Ana la decisiva conversación mantenida en el vestuario. “El sabía que no podía arrepentirse de haberlo dado todo. Creo que hemos podido ayudar”.

A la hora de la verdad, Garrigós repitió sus rutinas habituales. Por el contrario, muchos otros deportistas no necesitan pegar saltitos ni ponerse las manos a trabajar para activarlos. Le basta con un abrazo a Quino antes de someterse al tatami. “No es el digo nada especial. Solo qui vaya a por el rival y que no se olvide que es un campeón”. Por ello, el técnico había sustituido el chándal por el que llevaban Laura y Fran con la madre con traje, camiseta y mono incluidos. Creo que tendré algo que celebrar y quería estar guapo. Cuando Fran evolucionó el primer abrazo contra la conquista del bronce, no pudo escapar de la emoción. “Es un tipo elegante con un gran corazón. Nadie imagina el duro trabajo que supone llegar a este nivel para un judoc de su categoría. Cada pelea sus cuatro minutos, pero con un derroche de fuerza brutal”, contactó Quino, quien para la alegría del bronce de Fran fue la pequeña decepción de la derrota de Laura Martínez cuando ella también estaba en el bronce. En París será el duelo entre los competidores Niko Shera, Cristina Cabaña y David García Torné, quienes lo tendrán hoy.

No pude hablar con Pablo del Río, el psicólogo, pero él cuidó la técnica de su trabajo. “Es un fenómeno como un psicólogo. No hay uno solo de estos seres que os ponga en el sofá y os diga esto. Es algo normal que tengamos como nosotros”. Del Río también fue quien se encargó de ayudar al judociano tras su fiasco en Tokio, cuando también se encontraba con perspectivas de medalla y se encaminaba hacia una casa que perdió en primera ronda.

“Fran puede arrastrar un barco si lo propone”, bromeaba el empresario sobre las virtudes físicas del judoca. “Corre como deportista y levanta pesa como halter”. Quino espera caminar a París con una medalla mayor.

Fran y Ana, mientras celebran el bronce en Tailandia, hacen un breve viaje para pasar unas largas vacaciones, piensan en el futuro del judo del medallista y asisten juntos a una clase de cocina asiática.