La congresista republicana Marjorie Taylor Greene, fiel escudera de Donald Trump, decía el miércoles en Milwaukee que lo que deberían hacer los ocho republicanos que participaban en el debate de las primarias para las elecciones presidenciales de 2024 era retirarse y dar su apoyo al expresidente que acumula ya cuatro imputaciones. Ninguno se ha apartado, pero seis de los ocho levantaron su mano para decir que, si Trump sale nominado, le apoyarán, incluso aunque sea condenado como delincuente. Entre ellos, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que pareció dudar y esperar a ver qué hacían los demás antes de alzar el brazo. Esa indecisión quedó como uno de los momentos virales de un debate que DeSantis desaprovechó para reducir la enorme distancia que le separa de Trump en las encuestas, más de 35 puntos.
Vivek Ramaswany, emprendedor multimillonario de origen indio de 38 años, tercero en las encuestas, le robó el protagonismo con su trumpismo milenial. Y el propio Trump, pese a su ausencia, sale reforzado.
La campaña de DeSantis tenía dibujada la estrategia para el debate, según un documento que colgó en internet y luego retiró: 1. Atacar a Biden. 2. Defender su visión. 3. “Machacar a Ramaswamy en una respuesta”. 4. “Defender al ausente Donald Trump ante un ataque de Chris Christie”. Cumplió el primer y el segundo punto, que no eran muy originales. Pero no entró en el cuerpo a cuerpo con Ramaswamy, a diferencia del exvicepresidente Mike Pence, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie y la exembajadora de Trump ante la ONU Nikki Haley. Y el propio Ramaswamy se adelantó y fue el que defendió a Trump cuando el exgobernador de Nueva Jersey le atacó.
Con la prerrogativa de abrir y cerrar el debate y ocupando el espacio noble del escenario, se esperaba que DeSantis —segundo en las encuestas, aunque a más de 35 puntos de Trump— fuese el centro de atención. Sin embargo, no dio ninguna réplica memorable, los rivales parecieron ignorarlo y su actuación se redujo a unos cuantos monólogos intermitentes (sobre la economía, el uso de “fuerza letal” en la frontera con México y más allá, su gestión en Florida, especialmente en la pandemia; o contra Hunter Biden, hijo de Joe Biden investigado), pero sin carisma ni naturalidad. Casi peor, resultaba aburrido. El debate, una superproducción de Fox News con miles de asistentes y una audiencia de millones celebrado en Milwaukee en el pabellón de los Bucks, queda como una oportunidad perdida para él.
El que ocupó el vacío dejado por la ausencia de Trump fue Ramaswamy. Se declaró tan trumpista que apenas se entiende por qué compite en las primarias contra el que considera “el mejor presidente de Estados Unidos del siglo XXI”. Sostuvo el bulo de que “el cambio climático es un bulo”. Prometió dejar de apoyar a Ucrania y a “su Papa Zelenski”. Se mostró como el defensor y aspirante a heredero de Trump y con eso se ganó a las bases trumpistas, mayoritarias entre los republicanos.
“¿Quién demonios es este flacucho con un apellido raro?”, empezó a presentarse parafraseando a Obama, como le recordó Chris Christie, que fue el que le lanzó el dardo más agudo: “Ya he tenido bastante esta noche con un tipo que suena como ChatGPT”. Christie y Pence lo llamaron “amateur” y “novato” mientras él se describía como libre de las ataduras de los políticos profesionales. En el intercambio sobre Ucrania, Haley también le señaló que no tenía “experiencia en política exterior y se nota,” y el público se puso de parte de ella. Pero el hecho de que la mayoría de los ataques viniese de los dos candidatos más impopulares entre los republicanos le refuerza. Ramaswamy parecía disfrutar atrayendo los focos y dando espectáculo. Los medios estadounidenses lo señalan como ganador.
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Haley, la única mujer, ganó algunos puntos con su discurso práctico y racional, pidiendo un consenso básico en torno al aborto y mostrando su experiencia en política exterior. Pero la política exterior no gana elecciones. El senador Tim Scott, el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, fueron irrelevantes.
Pence se va del debate con el objetivo cumplido de explicar a los republicanos que no tenía poder para anular la victoria de Biden en las presidenciales de 2020, como le pedía Trump, sin saltarse la Constitución. Ramaswamy no se pronunció, pero DeSantis, Burgum, Haley, Scott y, sobre todo, Christie, lo reconocieron expresamente.
Christie fue la voz más crítica con Trump. Sostuvo que independientemente de que los cargos penales contra el magnate estén justificados o no, su “conducta es indigna del cargo de presidente de los Estados Unidos”, ganándose los abucheos de la audiencia. Él cumplió su objetivo, pero no tiene la menor posibilidad de lograr la nominación con ese discurso, que incendió el debate en el cuarto de hora escaso dedicado al expresidente.
Trump sale indemne. A la misma hora en que empezaba el debate, el polémico comunicador conservador Tucker Carlson le ponía la alfombra roja en una amistosa entrevista pregrabada que acumulaba la mañana de este jueves 200 millones de reproducciones en X, la antigua Twitter. Trump prefería eso que “ser acosado por gente que ni siquiera debería presentarse a presidente”, según argumentó. El expresidente, que este jueves se presentaba para ser fichado en Atlanta por su cuarta imputación, tampoco irá al segundo debate, el 27 de septiembre en Simi Valley (California), del que se pueden caer también un par de candidatos del primero por su baja intención de voto en las encuestas.
La estrategia de no acudir al debate tenía algunos riesgos. El principal era que DeSantis, su perseguidor no tan inmediato, se convirtiera en el gran protagonista y se creciese en los intercambios. Ni por asomo. El centro de atención fue Ramaswamy, un trumpista declarado. Nadie estuvo especialmente brillante. Y que seis de los ocho candidatos le avalen, aunque sea condenado en uno de los cuatro casos en que está imputado, es otro triunfo para él.
Por todo ello, Amy Walter, la directora del influyente Cook Political Report, concluye que Trump ganó el primer debate. “Si los rivales de Trump no creen que ser condenado le descalifica, ¿por qué deben creerlo los votantes republicanos?”, se pregunta.
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